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ENTREVISTA  A  DON  CELSO  ARGÜELLO  ARGÜELLO


ENTREVISTA  A  DON  MANUEL  SANJUÁN  FERNÁNDEZ

Andrés Sanjuán Cardo

Portada de JAMUZ de junio de 1984Con esta entrevista queremos hacer un homenaje a todas aquellas personas que por una u otra causa padecieron los horrores de la guerra civil. Hacia bastante tiempo que, no solamente yo, sino algunos compañeros que colaboran en la revista, teníamos la idea de traer a esta sección al Sr. Manuel San Juan Fernández.. ¿Quién no ha oído comentar la historia de nuestro personaje? Mi padre me lo relata más de una vez y yo lo consideraba como un héroe por lo que había hecho. Pero queridos lectores, no es lo mismo la versión contada por otra persona que por él mismo.

Estuve días atrás cambiando impresiones para saber qué le parecía mi idea y, al principio, se mostró un poquito reacio (luego explicaré), pero la magnífica colaboración de su mujer, la Sra. Dionisia, hizo posible que quedáramos para un día concreto.

Efectivamente, así lo hice y un sabido, sobre las 8 de la tarde empezamos a hablar. ¡Qué cortas se me hicieron las dos horas largas que estuvimos hablando! En ellas pude comprobar el sufrimiento no solo de esta, familia, si no de todas aquellas que les tocó vivir aquellos momentos de angustia y terror. Pienso que lo pasado por este hombre no guste recordarlo, pero él también se siente un poquito orgulloso de haber superado todas las trabas que la vida le ha deparado.

Después de esta introducción pasamos al turno de preguntas:

- Sr. Manuel, ¿Cuántos años tiene?

- Mira, nací el 17 de junio de 1907, por lo tanto voy a cumplir 77 años.

- ¿Cuáles son los frutos de su matrimonio?

- Tengo cuatro hijos, todos están fuera, tres en Bilbao y otro en Dehesas.

Cuénteme a grandes rasgos cómo transcurrieron los años hasta que contrajo matrimonio.

- Te empezare diciendo que éramos siete hermanos: cuatro varones y tres hembras. Los años de mi infancia a penas los recuerdo, como le pasa a la mayoría, jugábamos y hacíamos trastadas. A los once años comencé a aprender el oficio de cacharrero a pesar de tener a Mi hermano, que era mayor que yo, tenía que llevar el peso de la casa, puesto que mi padre falleció siendo todavía un niño, contaba trece años. Recuerdo que mi primera pieza que hice a la rueda fue una cobertera. Como dato anecdótico te diré que las piezas de lo crecido (grandes), tenia que nacerlas más grandes de lo normal, porque me mermaban mucho. Casi toda la fabricación la facturábamos para Dehesas, donde mi madre se encargaba de venderla por acuella zona, incluso llegando al Barco de Valdeorras y la Rúa Petín.

¿Donde hizo el servicio militar?

-Estuve sirviendo en Astorga un cierto tiempo. No lo pase tan mal.

Cuánto tiempo transcurrió después de venir licenciado hasta que se casó?

- Pasaron dos años y... relativamente formé un hogar, puesto que estuve en casa de mi suegra por espacio de cuatro años.

Sr. Manuel vamos a entrar en el fondo de su relato. Me gustaría que explicase paso a paso a nuestros lectores desde el primer momento en que estalló la maldita guerra civil.

- El día 18 de julio de 1936 estaba en La Bañeza.. Recuerdo que era sábado y vine para casa hacia las tres de la madrugada; nada más llegar fui a pasar el tiempo al barrero, para dar tiempo a ver si llegaban noticias que aclararan algo.

Este verano fue muy largo; no sólo yo, sino otros muchos, íbamos a diario para los barreros, porque desde allí divisábamos el maldito coche, que estaba al servicio de la guardia civil, si entraba para el pueblo o pasaba de largo.

(Le noto, a medida que vamos entrando en el tema, que me lo está contando como si todavía estuviera ocurriendo. Su mujer a veces le interrumpe y él enseguida la corta para continuar)

...El temor del pueblo era patente, pero este se acentuó aun más cuando se oyeron los disparos que segaron la vida de tres hombres de Destriana en los corrales de la Gándara.

Perdone que le interrumpa.. ; ¿Vd. tenia tendencias políticas?

-Si, claro está, nosotros habíamos intentado varias veces entrar a formar parte de la Organización de Izquierdas Republicanas.

(Aclarado este punto, prosigue)

... No habían pasado 15 días cuando mataron a otros siete en la carretera de Destriana a Puebla de Sanabria. No sabíamos dónde meternos. El día 19 de septiembre de este mismo año fue triste para mi por dos razones: la primera fue el comunicarme mi tía que había en la Plaza un camión con Guardias y, la segunda, el jefe de Falange de nuestro pueblo me comunica que estaba arrestado, sin salir de casa durante ocho días. El cielo se me vino encima.

- ¿Había provocado algún motivo para que le arrestaran?

- Sospecho que fue porque hice un comentario con un amigo de que un señor, aún siendo de izquierdas, se afilió a la Falange; entonces alguien lo oyó y pegó el chivatazo. (Luego continúa:)

... El temor era grande, ya que ese mismo día alguien llamó a la puerta preguntando por mí y al salir ni mujer no encontró a nadie. No tardaron mucho, cuando volvieron a llamar preguntando por mí. Salió mi mujer de nuevo y le dijo que sí, sin saber quiénes eran, ya que la luz del coche le impidió ver, pero cuando reconoció que era la Guardia, se puso muy nerviosa, y mi suegra al ver aquello, que tenía a mi hija, le dijo: ¡Besa a tu padre, que no lo volverás a ver!

(La emoción tanto de él como de su mujer, presente en la entrevista, es patente. Sin darse cuenta están volviendo a recordar esos momentos tan difíciles para ellos. Pero imagínense Vds. la sangre fría de este hombre al seguir narrando lo que sigue...)

... Estando, pues, con la Guardia, les pregunté a ver si podía ponerle el asa al último cántaro que me quedaba. Siendo afirmativa su respuesta. Cuando ya nos encaminábamos, sabiendo positivamente que mi destino seria la muerte, pedí a mi esposa la chaqueta; entonces ellos replicaron diciendo: ¡No te va a hacer falta, porque vas a venir pronto! Yo pensé para mí: ¡Qué ilusiones más tontas!

- Nada más salir, acompañado por ellos, ¿A Vd. se le había pasado por la imaginación escaparse?

- Efectivamente, es lo primero que pensé, y seria exactamente en Valdecedín, imaginándome que nos llevarían a la sierra, pero me vine abajo cuando conjuntamente con otros ocho tomamos la dirección de La Bañeza. Recuerdo que ellos iban a ambos lados y nosotros a la "espernaqueta" en el medio.

- Cuando iban en el camión, ¿No comentaban nada entre ellos y Vds.; no les hacían preguntas a ver donde les llevaban?

- Estaban continuamente hablando y nosotros ¡Cómo les íbamos a preguntar si estábamos atemorizados! Aunque yo les oi en voz baja dirigiéndose a mi: ¡Este es el primero! Se me nubló la vista por unos instantes. No habíamos andado un km, cuando unos metros más adelante del Camino Maragatos, pararon el camión y, con las luces dadas, me bajaron quitándome la chaqueta, el cinto y pantalones hasta los pies, y, como bestias, me cogieron entre cuatro (dos llevaban mosquetones, otro la verga y el último unas varillas) poniéndome boca para abajo y dándome sin parar, así, una y otra y otra y no sé cuántas veces, se ensañaron conmigo. Todavía uno comentó: ¡Calla, cabrón, que te pego dos tiros!

(Les comentare que contando esto, los ojos de él y de su mujer se les inundaron de lágrimas y yo tuve que hacer un esfuerzo para que no me ocurriera igual. En aquellos momentos yo me hacía la siguiente pregunta: ¿Por qué los humanos seremos tan ciegos?)

- Sr. Manuel, viendo que de esta manera iban a acabar con Vd., la idea de fugarse se borraría, porque me imagino que después de 1as palizas no estaría en buenas condiciones físicas...

Castelao.- Atila en Galica.- "Castigo menor".- Como ya te dije anteriormente, mi obsesión era largarme, por eso después de dejarme la espalda y riñones completamente destrozados, hice un esfuerzo, porque las ganas de vivir eran muchas, y además apoyado en mi juventud... Cuando iban a castigarme otra vez, les pedí a ver si podía quitarme el pantalón, entonces me agaché y como una centella subí el pantalón y en un supremo acto de sobrevivir empecé a correr, dejándoles como recuerdo las mangas de 1a camisa; ellos a cambio me dispararon dos tiros, pasándome muy cerca y cayéndome al suelo; me levanté por dos veces, porque los mosquetones disparaban sin parar, hasta que volví a caerme, enredándoseme un pie en una vástiga; no podía pararme ni un instante, se me quedó una zapatilla; corriendo todo lo que podía, fui a salir a la cuesta de 1a Majada; seguían disparando, pero por mi mente ya pasaba la idea: ¡Estoy salvado !

Cuando iba bajando por la cuesta del Coiso y la de Valdejega, oí los dos últimos tiros y pensé: ¡Han matado a alguno de mis compañeros! Atravesé la vega y llegué al molino de Doroteo; al ir a saltar casi me caigo para un pozo. Seguí por Valdelafuente hasta el actual depósito del agua, cogiendo valle abajo hasta que fui a dar a la casa de mi hermano, donde permanecí por espacio de cuatro días escondido.

- Después de todo lo sufrido hasta aquí (heridas, rasguños, carreras), ¿No sentía ningún dolor corporal y no pensó que quizá tomarían represalias con su familia?

Todo lo pasado hasta aquí no me dolió, nada, lo importante para mi era que seguía con vida. "Esos" solamente se ensañarían conmigo, de verdad nunca pensé que a mi familia pudiera pasarle algo.

- ¿Qué pensamientos le pasaban por la cabeza estos cuatro días que Vd. estuvo escondido?

La gente pensaba que me había ido a Tabuyo, porque allí tenía a unos amigos. Además debido a la amistad de alguien con el Jefe de Falange, le comentó a mi hermano que me buscara, que no me pasaría nada.

- Después de lo que le habían hecho, ¿Vd. confiaba en las declaraciones de este señor?

- No me quedaba otro remedio, así es que me decidí y me presenté en casa, con 1a alegría lógica de mi familia, pero pronto empezaron los problemas. Estando en casa, el alcalde de entonces se personó en la misma diciéndome que tenía orden de llevarme al Cuartel; me acompañaron tres personas de la Falange. Ya no podía soportar más y en un arrebato de nervios, a la puerta de Valentín el Herrero, pedí una escopeta para quitarme la vida. Con toda la mente completamente vacía, llegamos al Cuartel, quedándome fuera, e interrogado por dos Guardias, hasta que uno de ellos preguntó al Sargento: ¿Qué hacemos con este? (Afuera yo aguardaba con una angustia enorme). ¡Qué feliz quedé cuando aquel respondió: ¡Que se vaya, pero que tenga cuidado no se vaya a repetir lo pasado recientemente!

Después de esto se sentiría por fin libre de todo cuanto le había ocurrido. ..

- Eso pensaba yo, pero en realidad después de esto no me dejaban vivir. Estando vendimiando pasó la Guardia preguntando por unos y por otros; el caso es que veinticuatro personas teníamos que pasar por el Cuartel. Yo no sabía qué pensar, sí ir o marcharme, porque estaba harto de todo. Con temor me fui para allá, con la gran suerte que era solamente para pagar una de las innumerables multas que nos ponían cada poco, y teníamos que pagarlas en La Bañeza.

El saludo al omnipresente.-- ¿A qué era debido que les pusieran esas multas?

- Ni yo mismo me lo explico, lo cierto era que en aquellos tiempos, a parte de la cantidad y los viajes a La Bañeza, la crisis era profunda.

(Aquí no se acaba esta triste historia, sino que coincidiendo con la quinta, se iría otra vez al servicio militar)

- Dígame cuando se incorporó, qué tiempo estuvo y cómo transcurrió el tiempo en este período..

- En septiembre del 38 me fui destinado para El Ferrol y La Coruña, estando nueve meses y pasándolo regularmente. Te contaré que a mi me ha gustado viajar mucho y por este motivo me apuntaba para todas las salidas que se hacían. Recuerdo con verdadera alegria la fecha del final de la guerra en abril de 1939, creí que hasta aquí había vivido una pesadilla, habiendo sido real.

- Sr. Manuel, después de todo lo pasado, ¿Qué siente por aquella clase de personas que tan mal le trataron?

- El tiempo pasa y los he perdonado, pero en mi mente aquellos momentos vividos no se me borrarán jamás.

- No quiero cansarle más, permítame una última pregunta, ¿Cómo fue, una vez concluido este periodo, su nueva vida?

Nos sacrificamos mucho para pagar lo que debíamos y sacar los hijos adelante. Yo trabajaba mucho, pero en el oficio tenia mala clientela, puesto que en el año 41 se me esfumaron unos clientes debiéndome 2.000 pts, que por aquellos tiempos era dinero. Fueron unos años muy malos, a base de mucho esfuerzo y sacrificio. La suerte me fue sonriendo un poco, ya que desde los cuarenta hasta el cincuenta y ocho me empleé a fondo y pude sacar adelante a mi familia, pero la mala suerte se cebó otra vez en mi y cuando todavía estaba en condiciones óptimas, a los 58 años me dio una trombosis, de la cual estoy todavía, como tú puedes comprobar, convaleciente.

Esta es la historia de este hombre, y en él incluyo a su familia, principalmente a su esposa. No sé qué pensarán todos los que paren a leer estos momentos vividos, pero yo sí que he sacado una conclusión: La vida es muy corta y hay que intentar vivirla distintamente a como se vive hoy, sin egoísmo, sin rencores... Gracias Sr. Manuel, gracias Sra. Dionisia. Vds. han sido los verdaderos protagonistas de esta historia que muchos tendrán la oportunidad de conocer. En nombre de nuestra Revista, repito, gracias por su colaboración.

A. S. C.


    En el número 71 de la Revista JAMUZ, (Primavera de 2003) entrevistaba el amigo Andrés Sanjuan al Señor Celso, de nuestro pueblo. Reproducimos aquí la entrevista por lo ilustrativa que resulta en cuanto a los modos de vida de toda una época y unas generaciones en nuestra tierra. También por su interesante referencia al tiempo y las cuestiones que aquí nos ocupan:

--- LA ENTREVISTA ---

D. CELSO ARGÜELLO ARGÜELLO

Andrés Sanjuán Cardo

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El señor Celso en su antiguo frontón.-Fecha de Nacimiento: 14 de octubre de 1.917 Lugar: Jiménez de Jamuz

Estado Civil: Casado con Leoncia Fernández Sanjuán (63 años de matrimonio).

Padres: Francisco y Clara. Hijos: Dos, Miguel (fallecido) y Clara Celia. Nietos: Cinco: 4 mujeres y 1 hombre. Hermanos: Tres.

La vida del Sr. Celso ha sido un auténtico peregrinar de un lado para otro y de oficio en oficio: alfarero, panadero, tendero, telefonista, camarero, comerciante, corresponsal de banca. En los pocos ratos que tenia de ocio jugaba a la pelota y cazaba.

Los jiminiegos conocemos de sobra algunos de sus inmuebles, el SALÓN y el FRONTÓN ubicado en su domicilio.

Muchas han sido las horas de baile de orquesta y gramola que hemos disfrutado y por consiguiente, ligues y noviazgos. Los domingos y festivos también disfrutábamos jugando a la pelota. (Como que estoy viendo entrar en el frontón al Sr. Celso con el guardapolvo diciendo estas palabras: ¿QUIEN PAGA?

A sus ochenta y cinco años tiene una memoria y una dialéctica que para sí muchos quisieran.

Recuerdos, anécdotas, historias de sus primeros años de joven hasta jubilarse que nos va a revelar este hombre cargado de una vitalidad, increíble.

SR. CELSO ¿COMO TRANSCURRIERON SUS PRIMEROS AÑOS?

Mi madre me tuvo antes de casarse. Por aquella mi abuelo Santiago me dijo que no me dejaba marchar de su casa hasta que no cumpliera seis años y así fue. Nada más llegar a esa edad fui para casa de mis padres que vivían donde tu hermano Miguel, después nos mudamos para donde viven hoy Vicente y Nieves.

ME IMAGINO QUE IRÍA A LA ESCUELA Y TENDRÍA TIEMPO PARA JUGAR CON LOS CHICOS DE SU EDAD.

El primer maestro que tuve fue D. Lisardo, con D. Tomás Cabañas asistía a clases particulares (una de las que me acompañaba, era la madre de Leoncia), aunque enseñaba bastante tenía un genio como un demonio. Con D. Lisardo dejé de ir porque me aburría en la escuela, todas sus explicaciones yo ya las sabía. Recuerdo que me quedaban las lecciones a la primera, lo reconozco, era un gran estudiante. Alternaba los libros (muchos me dejaba mi cuñado Ángel) con los juegos: Guardita, a rota cadena, al peón, borriquito, pulso con una soga etc. no nos aburríamos, no.

A los nueve años deje de ir a la escuela y me puse a trabajar a la "rueda" con mi padre (el oficio se me dio muy bien desde el principio) empecé haciendo tazas de Galicia, dos tareas equivalente a cuarenta docenas, trabajaba desde la mañana hasta, el oscurecer.

Me acuerdo, que venia a afeitar a mi padre "Pichutina" y le decía: Me ha comentado D. Tomás que eres una bestia, el hombre más burro del mundo, ¿sabes porque? No dejar estudiar a Celso con la memoria que tiene. Esas palabras le entraron dentro y a partir de ese momento mi padre empezó a cambiar.

SI EMPEZÓ A LOS NUEVE AÑOS A TRABAJAR DE ALFARERO NO LE QUEDABA NI TIEMPO PARA LIGAR.

Antaño aunque trabajábamos mucho teníamos tiempo para todo. A los quince años empecé a salir con la mujer que me ha acompañado hasta el momento: sesenta y tres años. (Decirles que la Sra. Leoncia siempre estuvo presente en nuestra conversación)

CUANDO TODAVÍA ERA UN JOVEN, 17 AÑOS, SU VIDA DIO UN CAMBIO RADICAL ¿COMO FUE ESTA NUEVA ETAPA?

Efectivamente a los 17 años me marché a hacer la mili de voluntario para Astorga, no pudiendo quedarme porque estalló la guerra civil (su semblante es un dilema) no me mataron de milagro. Vino la guardia civil a buscarme porque no quise ir voluntario a la falange. Me obligaron llevándome a la cárcel de La Bañeza donde estuve veinticuatro horas. Mi padre hizo todo lo que pudo sin poder sacarme, pensaba yo que era mi última morada.

Los guardias me dejaron en la puerta de atrás del presidio en compañía del Sr. Andrés el padre de Primitivo. Andrés me comentó en voz baja: Si no te atan las manos huye y vete por la sierra hacia arriba y únete a los rojos.

El destino me iba a jugar una buena pasada. Llegó un Teniente, ojeó la lista de los que allí estábamos y preguntó al cabo: ¿por qué este chico está aquí? A lo que el cabo respondió: "Parece ser según comentarios que es de la zurda". A lo que el teniente añadió: A este joven lo conozco mejor que nadie y si le pasa algo a todos Ustedes los hago salir de La Bañeza. El teniente me conocía porque un día se acercó hasta Jiménez y le hice un juego de café. Sí mal no recuerdo pertenecía al partido de Alejandro Lerroux[1].

Desconfiaba de los guardias los mismos que me llevaron, pero por suerte no me sucedió absolutamente nada.

DESPUÉS DE TANTO MIEDO EN EL CUERPO DEBIDO A ESTE ARRESTO, ¿CUAL FUE SU PRÓXIMO DESTINO?

Durante la guerra me destinaron a servicios auxiliares en León (tuve que convivir con pacientes sordos, cojos, mancos). Yo solamente tenía una pequeña dificultad en un oído. Serví como ordenanza para el auditor de guerra. Vivía a cuerpo de rey, dos meses en la auditoria y uno para Jiménez (aprovechaba la estancia para trabajar en la rueda). Hace un inciso comentándome que el auditor le repetía que me quedase en el ejército: "en poco tiempo serás oficial, me decía". Se lo comenté a mi padre y a mi tío Serafín (hombre de izquierdas) y la contestación fue rotunda, no. A decir verdad nunca me gustó el ejército.

No transcurrió mucho tiempo cuando otra vez de nuevo pasé por momentos difíciles. Los mecánicos de aviación de la Virgen del Camino habían echado en los motores de los aviones arena. Los mandos se enteraron fusilándolos a todos ellos en la Diputación. El auditor mandó llamarme rápidamente (pensé: "de esta no salgo". Menos mal que solamente era para que sustituyera su voz si llamaba de Valladolid, el General de la VII región militar.

El Señor Celso piensa, su mujer lo observa, mueve la cabeza de un lado para otro diciéndome: La guerra fue horrible no tiene que pasar nunca más. ¿Por qué sacaron a nuestros vecinos? Seguro que por envidias, por política. Menos mal que muchos de ellos se salvaron saliendo de noche para pasarlas en las bodegas. El hermano de D. Lisardo, el maestro, que también era maestro de Soto estuvo escondido hasta que terminó la estúpida guerra.

Según informaciones a los nuestros los mataron en el monte S. Isidro. Solamente dos pudieron salvarse: El Sr. Manuel "el Cebollo" en el camino Maragatos, cerca del cementerio, y el Sr. Quinto cuando iban a fusilarlo.

SR. CELSO SU VIDA DIO UN CAMBIO CONSIDERABLE AL CASARSE Y MUDARSE A SU NUEVO DOMICILIO.

Tenía veinticuatro años cuando me casé con Leoncia, mi novia de toda la vida, ganándome la vida trabajando de alfarero. Fíjate los cacharros que se harían que se mandaban a la estación de La Bañeza dos vagones semanales. Sergio "el Maragato" se encargaba de llevar los cacharros hasta allí.

Como ya habéis publicado en la revista había un gremio de alfareros, uno de sus cometidos era el reparto de urces para cocer los cacharros. Venían dos días a la semana desde Palacios de Jamuz, la Valderia, Ayoo, Tabuyo del Monte, Torneros, tenían que hacer noche y dormir en casa del "Ti Maragato y la "Ti Antolina".

Cuando nos casamos fuimos a vivir donde mi suegro, mi actual domicilio. Tenía el café, la tienda, el frontón, posteriormente el salón pasando a regentarlo nosotros. Al año de nuestro matrimonio nació Miguel y diez años después Clarita.

EL OFICIO DE ALFARERO QUEDO APARCADO A UN LADO ¿SE ADAPTO BIEN A SUS NUEVAS PROFESIONES?

No hubo problema alguno. EL CAFE lo habríamos los domingos y a diario en las navidades, teníamos veinticinco mesas y cien sillas, no cabía la gente, jugaban a la subasta, tute, berisca. Solo entraban los hombres. Tuve de camareros a Celedonio y Jacinto (Tito), anteriormente mi suegro tuvo de camarero a Juan el "Jote". Las bebidas más frecuentes de aquella época eran el café, coñac, anís, el butano y la gaseosa.

El SALÓN: Lo hicimos posteriormente con el tocadiscos y la gramola. Teníamos socios que pagaban seis pesetas al mes. Los no socios cada domingo tenían que abonarnos dos pesetas. Había un gran ambiente de mozos y mozas. Se acercaban desde La Bañeza, Herreros, Villanueva etc. El salón también lo alquilábamos para las bodas. Las de ahora no son como las de antes, antaño había que hacerlo todo, ahora te lo dan todo hecho. Las comidas se hacían en la cantina del salón.

LA CENTRALITA DE TELÉFONOS: Tenia muchas clavijas y manivela. Los vecinos venían hasta casa a poner conferencias para hablar con los familiares y amigos.

LA TIENDA: Vendíamos alimentos, para la matanza, etc.

LA PANADERÍA: Para ponerla en marcha me costó lo suyo. A parte de esto tuve que luchar con la competencia. Había de aquella la de tu abuelo Miguel, la del Sr. Galleguín y la Sra. Aurelia.

VINATERO: Mandé hacer la bodega a "Chiverra". Llegué a cultivar hasta seis mil plantas de viñedo. En la actualidad conservo cuatro mil y pico.

CORRESPONSAL DE BANCA: Hasta hace bien poco, del Banco Popular.

DOS DE LAS AFICIONES QUE MAS LE HAN GUSTADO HAN SIDO LA PELOTA A MANO (MI PADRE ME HA HABLADO VARIAS VECES) Y LA CAZA, CUÉNTENOS ALGO DE LO VIVIDO EN ESOS RATOS.

De la pelota a mano te voy a resumir porque si no estaríamos hablando durante mucho tiempo. Eso que solo jugábamos los sábados y Domingos. De aquella no había fútbol ni televisión como ahora, pero sí una gran afición a la pelota a mano. Mi padre era el mejor jugador de aquella época. Jugaban siempre solteros contra casados (Herminio "el sastre" el tío "Chiva" siempre ganaban los casados hasta que salió la generación mía, recuerdo al "tamboritero" de Villanueva y a Mateo de Santa Elena.

Fueron numerosas y buenas partidas las que disputábamos. Había una gran afición y muchas apuestas. Recuerdo con gran satisfacción el subcampeonato que ganamos en La Bañeza con Mateo de Santa Elena y Antonino de Villanueva. Te diré que en Jiménez, aparte del frontón nuestro, estaban los de mi tío Serafín, el Sr.Segundo "el Cagalera", el del "ti Jesús" (casa de Arsenia).

Las partidas a 18 tantos se jugaban dos a dos. Cobraba veinte céntimos y de tres a tres sesenta céntimos, en caso de empate se subía a 30 y después a 45 y ya no se dejaba subir más. Fueron momentos muy buenos. Posteriormente salió la generación de tu padre (no era tan fuerte como yo, pero sí astuto, las pelotas las bajaba mucho hasta la línea de falta). Otros fueron Benito (Maximino), Lines. Las partidas contra "el Zurdo" de Cebrones. "el Burrero", y compañía eran las que hacían afición.

Referente a la caza, esta afición me vino siendo joven, es un deporte que como todos; al buen cazador lo hace la experiencia y los perros. Yo cazaba bastante y además siempre la raza de los perros míos ha sido muy buena. Hay que contar también que antaño había mucha más caza y menos furtivos por no decir ninguno. Abundaban el conejo y la liebre. El conejo se me daba bien, los mataba a "tenazón o saque de escopeta". La liebre hay que tener mucha picardía y astucia y aun con todo eso siempre se iban algunas. Me gustaba mucho cazar y también pasear por el campo.

UN HOMBRE COMO USTED TENIA QUE ESTAR AL CORRIENTE DE LAS TRADICIONES QUE HABÍA ANTIGUAMENTE, ¿PUEDE RECORDARME ALGUNAS?

Había muchas cofradías, la mayoría se han ido perdiendo, excepto la de S. Antonio y Santa Águeda, y puede que haya alguna más. Había una que se llamaba la del Señor. Los cofrades de las Águedas iban a pedir vino por las bodegas.

EL ACARREO aparte de ser muy trabajoso veías a la gente disfrutar. El tío Quico "el Cabañas" cantaba que daba gusto. Se me viene a la memoria la canción:

El señor Celso y su esposa, la señora Leoncia, en la puerta de su casa.-

¿Qué llevas en esa saya

que tanto vuelo te da?.

Llevo rosas y claveles

para un guapo enamorar.

¡Qué guapa eres!

¡Que guapa estás

con la saya corta

y el delantal!

 

OTRA:

El que nisparos chupa

y espárragos come

y bebe cerveza

y besa a una vieja,

ni chupa ni come ni bebe ni besa,

pero si la vieja es su madre,

chupa, come, bebe cerveza y besa.

 

 

El tío "Jabón" era otro artista, parecía un ruiseñor. Lo mataron cuando estalló la guerra. Estando una vez en Bilbao, fíjate que voz tendría, lo vio un representante de artistas y le dijo: Te pago ocho pesetas diarias por cantar en compañía de tenores, pero con una condición, tienes que dejar de fumar. La respuesta fue tajante, no voy a dejar los cigarros. Otra anécdota de este hombre que me llamó la atención fue: Estaba todo encarambanao y se le ocurrió decir a los que allí se encontraban, si me dais dos perronas rompo el carámbano y me tiro, como le dieron lo que pidió, ni corto ni perezoso "p'alla" se tiró.

Matanzas: Nada tienen que ver con las de ahora. Antaño se llamaban a los familiares y a las jornaleras. Después de un día duro de trabajo todavía tenías ganas de bailar y cantar, como por ejemplo la canción de "LOS MANDAMIENTOS DE LAS MATANZAS", que era así:

Después de cada mandamiento, dando palmadas, el siguiente estribillo:

Ay chunga la calacachungala

Ay chunga la calacachun (tres veces).

En el primer mandamiento me mandan de que te ame, mas que a mi vida te quiero aunque la vida es amable.

En el segundo no jurar y hago yo mis juramentos de no volverte a olvidar ni sacarte de mi pecho.

El tercero en la misa nunca estoy con devoción, siempre estoy pensando en tí prenda de mi corazón.

En el cuarto le perdí a mis padres el respeto solo por hablar contigo en público y en secreto.

En el quinto no matar. ¿A quién he matado yo? Señora yo soy el muerto y Ud. la que me mató.

Damas que estáis al balcón, retiraos para dentro que hacéis pecar a los hombres en el sexto mandamiento.

En el séptimo no hurtar, yo no he hurtado nada a nadie, sólo he de hurtar una niña si no me la dan sus padres.

El octavo no levantar falso testimonio a nadie, como a mi me lo levanta una chica de esta calle.

Noveno no desear de tu prójimo mujer, confórmate con la tuya y cumples con tu deber.

Estos 10 mandamientos sólo se encierran en dos, vámonos para la iglesia y nos casaremos los dos.

Estos 10 mandamientos solo se encierran en dos, vámonos para la cama y dormiremos los dos

Vendimias: Antiguamente los jóvenes se ofrecían para vendimiar con tal de que luego se le diera de comer. Se daban las "lagareadas" con las uvas que más pintaban, las de "garnacha" "tinturera" o del "priorato" (ésta pintaba más).

Los antruejos: En la plaza cerca de mi casa se ponían las personas para ver salir el toro hecho con palos. Los jóvenes lo toreaban ante el delirio de los que lo estábamos viendo. Todo el mundo se disfrazaba.

Comedias: En "La Ola Gigante" hice el papel de revolucionario (fue el motivo por el cual me llevaron a la cárcel). La representamos en la plaza. Una de las mejores comediantes era Florinda. Me acuerdo también de "Los Caciques", "El Cristo Moderno", "Tierra Baja", etc.

¿QUE MOMENTOS LE GUSTARÍA BORRAR DE SU PROLONGADA VIDA?

Sin lugar a dudas dos: La guerra civil y la muerte de mi hijo Miguel.

¿QUIÉNES FORMABAN SU PANDILLA DE AMIGOS?

Tu tío Andrés, Tagarro, "Pepe el poza"…

ACOSTUMBRADO A TRABAJAR TANTO, LLEGA LA JUBILACIÓN, ¿CÓMO OCUPA EL TIEMPO?

Como la salud siempre me ha respetado sin un dolor ni de día ni de noche (solamente he sido operado de una hernia), he seguido de corresponsal de banca hasta hace muy poco, atendiendo las viñas con el trabajo que dan, la lectura (me ofrece una colección de novelas de Estefanía), andar bastante. No hay que parar, ¿sabes? Si no vas mal.

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A pesar de no querer, hemos llegado al final de nuestra charla, hemos vivido unos ratos de gran intensidad con un hombre que puede presumir de una gran lucidez mental. No quiero extenderme más pero las vivencias de nuestro protagonista darían para llenar muchos folios.

En la actualidad su vida trascurre sin sobresaltos. El guerrero ya no lucha porque la batalla de su vida ya la ha ganado, pero sigue con ese caminar, esas ilusiones que en sus tiempos ya lejanos le hicieron triunfar en todo aquello que se proponía. Como bien comenta el Sr. Celso, tenia que ser el primero en todo.

Gracias una vez más por abrirme de par en par las puertas de su domicilio. Quiero agradecer al Sr. Celso y a la Sra. Leoncia que siempre que he necesitado (y han sido muchas) algo para hacer actividades de sus instalaciones nunca han pronunciado la palabra no, siempre afirmativamente.

Que la vida les siga sonriendo y podamos disfrutar de su presencia durante algunos años más.

A. S. C.


[1] Creemos estar hoy en condiciones de asegurar la identidad del militar que, como él mismo cuenta, intercede en ese trance por el Señor Celso (aunque, a lo que parece, no sería Teniente, sino Comandante): Se trataría del bañezano HERMINIO FERNÁNDEZ DE LA POZA.

Traemos aquí su biografía,  obtenida del excelente libro "Las Elecciones Generales de 1936 en León y su Provincia", de JUAN MANUEL MARTÍNEZ VALDUEZA y CATALINA SECO MARTÍNEZ. Según los datos de la misma, se encontraba Herminio Fernández de la Poza en la Bañeza en las fechas a las que el Señor Celso se refiere en su relato.

J. Cabañas González

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FERNÁNDEZ DE LA POZA, HERMINIO (1890-1949)
Candidato del Partido Republicano Radical por el distrito de León en las elecciones del 16 de febrero de 1936, dentro de la candidatura de los Radicales y no siendo elegido diputado, con 8.463 votos.
Nació en La Bañeza (León) el día 25 de abril de 1890, en el seno de una familia de comerciantes. Hijo de Julio Fernández Casado y de Eliodora de la Poza Gómez.
Trayectoria militar durante la Monarquía y la Dictadura
En septiembre de 1910 ingresó en la Academia de Artillería de Segovia, donde obtuvo el empleo de primer teniente al terminar sus estudios en junio de 1915.
Su primer destino fue el Primer Regimiento Montado de Artillería de Sevilla, en el que cesó en febrero de 1916, incorporándose días después a la Comandancia de Artillería de Ceuta.
Durante dos años intervino en diferentes acciones de campaña en el Marruecos español, y en marzo de 1918 es trasladado al 5o Batallón de Artillería de Posición, en Huesca. En este destino es nombrado Ayudante del Batallón y profesor de las Academias de Brigadas y Sargentos.
En 1919 es ascendido por antigüedad al empleo de capitán, siendo destinado a la Comandancia de Artillería de Pamplona.
Contrajo matrimonio con María de los Dolores Casado Benito, en La Bañeza, el día 26 de julio de 1921. Y el 25 de agosto causó baja voluntaria en el servicio activo, quedando adscrito a la Capitanía General de la 7a Región Militar, situación en la que estuvo hasta el 30 de marzo de 1925. Una vez reincorporado al servicio activo fue destinado en comisión de servicio a la Fábrica de Armas de Trubia, en Asturias.
El 11 de agosto de 1926 es trasladado al 16 Regimiento de Valladolid, y el 5 de septiembre suspendido de empleo, sueldo, fuero, atribuciones y uso del uniforme, sanción que le fue levantada a los dos meses, siendo nuevamente trasladado. Esta vez al 13 Regimiento de Artillería Ligera de Logroño.
A mediados de 1928 sufre un accidente al caer del caballo que montaba causándole una conmoción cerebral por la que estará de baja algunos meses en La Bañeza. A su regreso, se desplaza a Madrid donde seguirá un curso de protección contra gases y su empleo táctico. Al volver del curso es trasladado de nuevo a Valladolid, y en el mes de octubre de 1929 a la Fábrica de Armas de Oviedo, destino en el que se encontrará al ser proclamada la República.

República y Guerra Civil

Tras firmar la promesa reglamentaria de adhesión y fidelidad a la República, se presenta en las listas del Partido Republicano Radical en las elecciones a Cortes Constituyentes por León. No alcanza los votos necesarios para obtener el escaño, pero en el mes de julio la Comisión de Actas del Congreso declara la incapacidad legal de Francisco Molleda Garcés (Leonés, Abogado del Estado, diputado por León en 1931 como regionalista independiente), siendo llamado a prestar juramento en las Cortes como diputado, lo que hace el 27 de julio de 1931.
En octubre de 1933 es ascendido al empleo de comandante y un año después, encontrándose de permiso, el 15 de octubre de 1934 regresa desde El Ferrol a Gijón a bordo de un mercante militar, el España n° 3, por ser el único medio posible como consecuencia de los sucesos revolucionarios. Dos días después, el día 17, participó con la columna del teniente coronel Yagüe en la reconquista de Mieres para hacerse cargo del armamento y munición de los revolucionarios.
El 5 de enero de 1935 es nombrado Ayudante de Campo del ministro de la Guerra Diego Hidalgo Duran, correligionario del Partido Republicano Radical. Al día sigúiente se incorpora a su destino en Madrid. Permanece en su puesto con el ministro Carlos Masquelet, y su sucesor José María Gil Robles le da el cese el 23 de mayo. Fernández de la Poza es destinado al 11 Regimiento de Artillería ligera de Burgos y poco después de incorporarse pide el retiro. El día 11 de julio de 1935 se retira efectivamente y establece su residencia en Madrid.
En febrero del año siguiente, 1936, se presenta a las elecciones a Cortes por León y el Partido Republicano Radical, acompañado de José Perandones Cordero en las que obtienen pobres resultados.
Fue en candidato más votado en 1 de los 236 municipios de la provincia: Molinaseca. Puesto que compartió con Gabriel Franco López, Pedro Barrios Caamaño y Félix Gordón Ordás.

El 3 de julio de 1936, se desplaza a La Bañeza desde Madrid. Tras la sublevación del día 18 se presenta al gobernador militar de León, general Bosch, para sumarse a la sublevación y ofrecer sus servicios. Se alistó en las Milicias donde figuró como segundo jefe, aunque no pudo entrar en acción por estar impedido de una pierna.
Su primer destino, en octubre de 1936, fue el tercer Regimiento de Artillería de Sevilla. En esta capital fue nombrado Jefe Provincial del Servicio de Guerra Química. Durante los tres años que duró la guerra prestó sus servicios en los diferentes frentes andaluces, interviniendo en las operaciones militares de Granada, Málaga, Córdoba, etc., y en cuya primera fase tendría en frente, al mando de las tropas republicanas, a su compañero en la lucha electoral leonesa, el general Martínez Cabrera. El 13 de octubre de 1938 fue condecorado en nombre de S.M. el Rey Emperador de Italia y a propuesta del General Jefe del Cuerpo de Tropas Voluntarias con la Cruz de Guerra Italiana, por su comportamiento en las operaciones de Málaga.
A mediados de marzo de 1939 se traslada con permiso a La Bañeza, donde fallece su padre Julio Fernández Casado, volviendo el día 24 a su puesto en Cabra (Cordoba)
Después de la Guerra Civil

Al finalizar la guerra continúa en su puesto de Córdoba, y en junio de 1939 es destinado a la Auditoría de Guerra de la Ia Región Militar, en Madrid, donde pasaría los tres años siguientes.
En los meses de marzo y abril de 1942 estuvo como secretario del general Pablo G. Lera en la comisión de visita e inspección de los Campos de Concentración de Prisioneros de Guerra de la Región Militar de Madrid. En agosto asciende al empleo de teniente coronel y solicita ser destinado al Regimiento de Artillería n° 27, de guarnición en Astorga, ciudad a la que llega el 14 de septiembre.
En marzo del año siguiente, 1943, pide ser trasladado al Regimiento de Artillería n° 75, en Getafe (Madrid).
El 5 de abril de 1946 asciende al empleo de coronel, quedando disponible en Madrid, hasta que el 24 de enero de 1948 se hace cargo de la Jefatura de Artillería del Cuerpo de Ejército N° 4.
Su último destino sería el mando del Regimiento de Artillería N° 62, del que se hizo cargo el 9 de marzo de 1948. El 16 de octubre causa baja por enfermedad, no volviéndose a incorporar, y falleciendo en Madrid el 10 de febrero de 1949, a los 59 años de edad.

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