---:::---   Actualizado:  15-07-2010   ---:::---

LOS "PASEADOS" DE DESTRIANA EN EL OTOÑO DE 1936,

VUELVEN A SU PUEBLO CON LOS SUYOS

***************************************

El 22 de mayo de 2010, en un acto cargado de sentimiento y de emotividad, fueron entregados en el pueblo de Destriana a sus respectivos familiares los restos de siete de sus vecinos asesinados por sicarios falangistas en diferentes lugares:

Feliciano Marcos Brasa, en Pinilla de la Valdería, el 31 de julio de 1936, donde fue enterrado en una fosa individual situada en un pinar.

Baltasar Carbajo Vidales, José Villalibre Toral, y Baltasar Valderrey Turrado, en los campos de Jiménez de Jamuz, el 22 de agosto de 1936, desde donde fueron llevados a Santa Marta de Tera, en cuyo cementerio, en una fosa común en su parte "no cristiana" fueron echados. Con ellos fue asesinado también Aquilino Ortega Villahoz, al que llevaron a Villaferrueña y enterraron en un rincón "no católico" de su cementerio.

Salvador Pérez Turrado, Tomás Martínez ("Barriguinas"),e Higinio Marcos Pérez (era el padre de Feliciano), fueron asesinados el 30 de octubre de 1936, en Quintanilla de Combarros. Se continua trabajando para tratar de localizar el lugar exacto de la tumba de Aquilino Ortega Villahoz en el cementerio viejo de Villaferrueña, con ánimo de exhumar también sus restos. La exhumación del también vecino de Destriana Melchor Pérez Vidales, asesinado en San Justo de la Vega el 10 de septiembre de 1936 se ha intentado en diversas ocasiones, sin haber conseguido hasta la fecha la localización exacta del lugar de su enterramiento.

Todos ellos fueron exhumados por la ARMH a lo largo del verano de 2008 y el invierno de 2009 (Véase "EL Homenaje del 2008 en la Bañeza", donde se halla información más extensa sobre estas y otras víctimas del pueblo de Destriana)

El acto de entrega de los restos de las víctimas, y el homenaje a ellas y a sus familiares, estuvo presidido y conducido por tres de sus descendientes, Baltasar Berciano, Marina Redondo, y Begoña. Además se contó con la presencia en la presidencia del acto de Santiago Macías, vicepresidente de la ARMH, y también con la compañía de un buen número de voluntarios y voluntarias que habían colaborado en la realización de las diferentes exhumaciones en las que se rescataron para los suyos los restos de sus respectivos seres queridos.

Nos acompañó además el fotoperiodista Gervasio Sánchez Fernández, premio nacional del año 2009, quien recogió allí y de entrevistas con los familiares de las víctimas homenajeadas materiales gráficos destinados a formar parte de la exposición sobre las fosas comunes internacionales en la que se halla trabajando y que será llevada el próximo año 2011 al MUSAC de León.

Estas fueron las intervenciones de dos de los conductores del acto de entrega de los restos a sus respectivos familiares:


Baltasar Berciano Valderrey:

Buenos días.

Sed todos bienvenidos a Destriana de la Valduerna, pueblo que hoy os recibe para homenajear a Feliciano Marcos, Julio Travesí, Baltasar Carbajo, Baltasar Valderrey, Aquilino Ortega, José Villalibre, Melchor Pérez, Cipriano Valderrey, Paulino Vidales, Higinio Marcos, Tomás Martínez y Salvador Pérez, víctimas de la intolerancia, la represión y la barbarie en aquel fatídico verano-otoño de 1936.

Aquí vivían y se afanaban los homenajeados. Aquí vivían también sus padres y sus hermanos, aquí se casaron y nacieron sus hijos.

Destriana era y es un pueblo de esforzados labradores en el que el agua para regar los campos ha sido siempre un bien escaso. Durante la República, las víctimas impulsaron la puesta en marcha de lo que siempre se ha llamado “el turno”. Un sistema de riego que pretendía acabar con la gestión caciquil del agua para que todos los agricultores pudieran regar sus fincas. Pero quienes vieron amenazados sus privilegios, que no sus derechos, no perdonaron aquella iniciativa.

Son esas personas comprometidas, generosas y valientes, víctimas de una tremenda injusticia, las que hoy nos convocan aquí.

En nombre de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, organizadora del acto, de la Asociación de Víctimas del Franquismo de la Comarca Bañezana y, perdón por el atrevimiento porque sé que no es a mí a quien corresponde hacerlo, de todo el pueblo de Destriana:

Saludamos, en primer lugar, a los voluntarios de la ARMH, cuyo esfuerzo bien merece nuestro reconocimiento y el de toda la sociedad. En este sentido, quisiera destacar los estrechos lazos de complicidad y de amistad que entre ellos y los familiares de las víctimas se han tejido durante estos años, relación que tanto y a todos nos ha enriquecido.

Saludamos también y agradecemos su presencia a los vecinos de Destriana que hoy nos acompañáis y os alegráis por la vuelta a su pueblo de Feliciano, Baltasar, “Sarite”, “Mariño”, Salvador, Higinio y “Barriguinas”, las siete víctimas de las que la ARMH ha recuperado sus restos.

Saludamos y agradecemos igualmente la asistencia de las concejalas del Ayuntamiento de Destriana, del Alcalde de Villarejo de Órbigo, de los concejales del Ayuntamiento de la Bañeza y de la concejala de Turismo del Ayuntamiento de León.

Gracias a los medios de comunicación desplazados hasta aquí para cubrir los actos de este día. Su tarea en la difusión de los trabajos de la ARMH, en la recuperación de la memoria y en la normalización de actos como el de hoy es muy importante.

Nuestra gratitud también a quienes tanto y de tantas formas nos han ayudado en la organización de este acto y han puesto a nuestra disposición su ilusión, su esfuerzo y sus medios. Permitidme citar de forma especial a Henry, que nos ha “regalado” el cartel anunciador, y a Mario, que tan amablemente nos ha dejado su equipo de sonido.

Gracias al presidente de la Junta Vecinal de Destriana por la sensibilidad que ha mostrado a las peticiones de la ARMH y de los familiares de las víctimas. Gracias también al Ayuntamiento de Destriana por habernos cedido y acondiconado este salón de actos.

Y, por supuesto, saludamos con mucho cariño a los familiares, después de las víctimas, los grandes protagonistas de este día. Recordamos a quienes ya no están entre nosotros y no pueden vivir este momento que tanto y durante tantos años esperaron, de manera especial a sus padres, esposas e incluso alguno de sus hijos. Perdón por haber llegado tan tarde.

Queremos hacer un agradecimiento muy especial al pueblo hermano de Pinilla de la Valdería, a todos sus vecinos tan bien representados aquí por el señor Francisco Fernández que, con la ayuda de otros vecinos, enterró a algunas de las víctimas asesinadas en los alrededores de su pueblo. Los hombres y mujeres de Pinilla han sido ejemplo de respeto por la memoria de las víctimas. Han preservado su memoria y han hecho que Feliciano nunca se haya sentido solo. Os pido un merecido aplauso para el señor Francisco, para su familia y para todos los hombres y mujeres de Pinilla de la Valdería.

Gracias igualmente al señor Felícito de Santa Marta de Tera por su ayuda y valentía para preservar la memoria de Baltasar Carbajo, Baltasar Valderrey y José Villalibre, en un pueblo cuyas autoridades no respetaron la fosa en la que aquellos habían sido enterrados y dificultaron los trabajos de exhumación. Un aplauso también para él.

Con este homenaje que hoy tributamos a las víctimas y a sus familias, con este reconocimiento y desagravio a tantos sacrificios  y padecimientos, culmina un largo y duro camino iniciado por los propios familiares que durante semanas buscaron a los suyos por los montes de la zona, desde Jiménez hasta la Cabrera, con la esperanza de que hubieran escapado de sus captores.

Frustrada aquella esperanza, comenzó una larga etapa de silencio insano e injusto, de condena repetida a las víctimas. Una larga etapa de puertas y ventanas cerradas que no terminó con la muerte del dictador. Después de 1975 las víctimas y sus familias siguieron siendo silenciadas, invisibles.

Con la apertura de la fosa de Priaranza del Bierzo en el año 2000, en la que, entre otros, fue exhumado el abuelo de Emilio Silva, y la creación de la ARMH ese mismo año, aquellas puertas y ventanas se empezaron a abrir. A partir de ahí, los trabajos de indagación, el deseo largamente sentido de los familiares por encontrar a los suyos, el apoyo que encontraron en la ARMH y, por último, los trabajos de exhumación de los voluntarios de la Asociación en las fosas de Pinilla, Quintanilla y Santa Marta, han hecho posible que hoy se entreguen los restos de siete de las doce víctimas de Destriana (Feliciano, Baltasar Carbajo, Baltasar Valderrey, José, Aquilino, Higinio, Tomás y Salvador), que se cierre el círculo y podamos cumplir con el ritual que sigue a la pérdida de los seres queridos.

Termino con las palabras que tantas veces habéis repetido los que los conocísteis: “eran los mejores, los más bondadosos, los más comprometidos”. Hoy les decimos que para nosotros, para Destriana, serán siempre nuestros referentes, nuestros héroes. Que ojala nunca lo olvidemos y lo transmitamos a las nuevas generaciones para así construir una sociedad más sana y más justa.

Muchas gracias.


La intervención de Santiago Macías:

http://www.youtube.com/watch?v=ch812r4UOyM


Marina Redondo

Podría parecer a simple vista que lo único que queda de mi abuelo son estos huesos, pero no. Queda mucho más. Queda lo que hemos aprendido de su muerte. Queda su espíritu, que en la familia hemos recuperado generación tras generación. Queda en nosotros la voz que le arrebataron sus asesinos. Ha sabido transmitirnos eso y más. Su ausencia todavía se siente en mi casa, y puedo decir con orgullo que lo que hoy soy se lo debo en parte a él. Conocer su historia, saber de mi bisabuelo me construye.

Me construye también saber que no hemos recorrido solos el camino de la memoria, que no podríamos soñar con mejores compañeros, que si hoy estamos aquí celebrando este acto de reparación y de homenaje a los nuestros es gracias a, o por culpa de, gente como Baltasar, Emilio, Santiago, Nuria, Marco, René, Raúl, Ilhia, Ricardo, Andrés, John, José, Irene, Carlos, Maribel, Toru… Sin vosotros, sin vuestra calidad humana, sin vuestro esfuerzo esto hubiera sido impensable, así que en nombre de todos, y creo que hablo también en nombre de las 130.000 personas que esperan en fosas, caminos y cunetas para volver con los suyos quiero haceros llegar nuestro más profundo agradecimiento. Las palabras no alcanzan. Se quedan cortas, muy cortas, pero si hoy Feliciano, Baltasar Carbajo, Baltasar Valderrey, Higinio, Tomás, Aquilino, Melchor, Salvador, Julio, Cipriano, Paulino y mi abuelo pudieran expresarse, se sentirían orgullosos de que vosotros, 75 años después os hayáis preocupado y os preocupéis tanto por ellos. Se sentirían honrados y emocionados, como nos sentimos hoy las familias. Espero que encontremos pronto a los que no están aquí hoy con nosotros.

Quiero agradecer también a la juez Tania Chico por entender que los nuestros merecen, como seres humanos, toda la justicia que cabe esperar de un sistema democrático y espero que su actuación sirva para que otros jueces tomen ejemplo.

Solo me queda decir una cosa, que aunque creo que es evidente quiero destacar: No nos mueve ni el odio ni la venganza. Nos mueve el amor por los nuestros. Hoy estamos cerrando una herida, convirtiendo el dolor en ternura. Estamos recordando. Lo seguiremos haciendo y algún día le contaré a mis nietos quien fue mi bisabuelo. Espero poder contarles también cómo en España fuimos capaces de conciliar, de hablar todos juntos de esto, cómo superamos el alzheimer histórico, como una por una se exhumaron todas las fosas, y como el estado asumió el camino de regreso de estos 130.000 muertos nuestros.

 Me despido con un verso de Cernuda. Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.


El reconocimiento a los voluntarios y voluntarias de la ARMH


http://www.youtube.com/watch?v=fBU3dY5JJsc 


La entrega a sus familiares de los restos de los siete asesinados de Destriana en el otoño de 1936, exhumados por la ARMH en el verano de 2008 y en el invierno y primavera de 2009:

http://www.youtube.com/watch?v=4_vEuPoRikQ


Traemos aquí algunas imágenes del acto, que culminó con la inhumación por sus respectivos familiares de los restos de los suyos, ahora si, por fin, con la debida dignidad, en los correspondientes panteones del cementerio municipal de Destriana, y con una comida de confraternización en el restaurante sito en una tradicional casa arriera del vecino pueblo de Santiagomillas:

http://picasaweb.google.es/jiminiego/Destriana22052020TelesforoSuarez#

También enlazamos a algunas noticias en la prensa leonesa sobre el acto de entrega de los restos de los asesinados a sus familiares::

Diario de León:   http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=529519

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=529518

La Crónica de León:   http://www.la-cronica.net/2010/05/23/editorial/memoria-historica-82140.htm

http://www.la-cronica.net/2010/05/23/comarcas/emfin-a-la-etapa-de-ventanas-cerradasem-82064.htm

*************************************

 Y puesto que en el mismo se recogieron referencias y datos de algunas de las víctimas de Destriana, colocamos enlace al vídeo "contra la impunidad"  

http://www.youtube.com/watch?v=Xf8oZKEejD8

Dos enlaces a las noticias sobre esta iniciativa en la prensa:

"¿Hasta cuándo la impunidad en España?"

http://periodismohumano.com/sociedad/%C2%BFhasta-cuando-la-impunidad-en-espana.html?utm_source=garzon&utm_campaign=7c6f3cdefb-Newsletter_18_de_junio_20106_18_2010&utm_medium=email

"No tuve juicio, ni abogado, ni sentencia, mi familia me sigue buscando"

http://www.elpais.com/articulo/espana/tuve/juicio/abogado/sentencia/familia/sigue/buscando/elpepuesp/20100614elpepunac_4/Tes


Por mi parte, como modesto homenaje a estas inocentes víctimas que por fin encontraron después de tantos años el reposo digno en la muerte al que todo ser humano tiene derecho, coloco aquí el apartado dedicado a la fosa de Santa Marta de Tera, en la que fueron arrojadas algunas de ellas, correspondiente al capitulo sexto (Nosotros, los Nietos), del primer volumen de mi trabajo "La Bañeza 1936. La vorágine de julio. Golpe y represión en la comarca bañezana", apartado con el que precisamente cierra el libro, dando paso a los Documentos Anexos que en el mismo se han incluido, de uno de los cuales, el listado provisional de víctimas de la comarca bañezana, extraemos las habidas con resultado de muerte y encarcelamiento para el pueblo de Destriana.


  6.- 11.  La fosa de Santa Marta de Tera.-

“Fue en España donde el ser humano aprendió

que se puede tener razón y ser vencido”

 

Albert Camus (1944).

 

         Por causa de haber sido en su momento, por nuestra iniciativa y a través de la ARMH y de algunos de sus colaboradores, contabilizados e incluidos los desaparecidos de nuestros pueblos en los listados de denuncias interpuestas ante la Audiencia Nacional[1], algunas de las fosas en las que hemos ido sabiendo que acabaron han terminado sujetas a las peripecias judiciales que desde septiembre del año 2008 aquellas han seguido. Ha ocurrido así con el enterramiento de Maire de Castroponce, muy lamentablemente inviable de exhumar hasta donde nosotros hemos conseguido conocer[2], como ya se ha dicho, y también con la fosa de Santa Marta de Tera, al lado de Camarzana, ya en Zamora.

De lo relacionado con ésta, después de la inhibición de la Audiencia Nacional por Auto del 18-11-2008, pasó a entender el correspondiente juzgado territorial ordinario, que en este caso, en una valiente decisión de la magistrada Tania María Chico que cabe calificar de histórica, y la primera realizada en el país bajo el mandato y la tutela judicial de una Comisión formada por la jueza, el secretario y un forense, resolvió ordenar la exhumación y la identificación de los restos que en ella se hallaban, los de cuatro naturales de Destriana además de los de otros tantos benaventanos que en otra fosa fueron arrojados a su lado en octubre de 1936 (y de los que, una vez más, se vino a saber indagando allí por los primeros) después de ser muertos en los pagos del pueblo y habiendo sido sacados de la cárcel de Zamora con el engaño de conducirlos a la de Puebla de Sanabria.

 Ha sido el juzgado número 2 de Benavente el primero en España en decretar esta “feliz, laudable y valiente” medida tras la abstención del juez Garzón[3], y en dar continuidad al Auto de aquel magistrado contra los crímenes del franquismo. Las víctimas esta vez fueron Baltasar Carbajo Vidales, de 28 años, casado y padre de dos hijos[4]; José Villalibre Toral, casado y con tres hijos, tenía 29 años; Baltasar Valderrey Turrado, casado, que tenía 42 años y una hija de 11, y Aquilino Ortega Villahoz, que tenía 49 años, era casado y tenía dos hijos, además de otros dos habidos de un matrimonio anterior. Habían sido asesinados por falangistas (jóvenes en torno a los 18 años, a lo que parece[5]) el 22 de agosto de 1936 en el lugar de “los corrales de la Gándara”, en los límites de los campos de Jiménez de Jamuz  y Ribas de la Valduerna, después de ser detenidos en su pueblo y conducidos a La Bañeza. Algunos de ellos habían participado en la creación de la comunidad de regantes en el pueblo, y todos en las actividades de la Sociedad de Trabajadores de la Tierra, afecta a la UGT, y en las de alguna Mutualidad local de Socorro caballar y vacuno.

Una vez muertos, sus cadáveres fueron llevados en un camión a Santa Marta de Tera después de pasar por Camarzana, donde no permitieron que allí los enterraran. Arrojados en la carretera en las inmediaciones de aquel pueblo, fueron recogidos por mandato del presidente de la Junta Vecinal, y se dispuso darles tierra en la zona civil y no santa del cementerio. Sus familiares han estado repitiéndose desde entonces, como un cauterio que hacía menos aflictivo e inhumano el destino de los suyos, como una letanía que paliaba y volvía más soportable su dolor, la errónea certeza de que habían terminado “en el sagrado de Santa Marta”. No fue así. Como a tantos en tantos lugares, no los consideraron dignos de ello. Entre el 8 y el 12 de junio del año 2009 fueron sus restos rescatados por la ARMH, como lo habían sido cuatro meses antes en Quintanilla de Combarros los de sus convecinos asesinados allí meses más tarde.

Hasta realizar la exhumación no hubo certeza de que Aquilino acabara también en Santa Marta. De los testimonios recogidos se desprendería que así fue. Dado que se halló que las dos fosas habían sido removidas a lo largo de los años, y el deficiente estado de los restos recuperados (los de siete individuos), la conclusión no sería definitiva hasta el detallado análisis antropológico-forense de los huesos…

Pero antes, una vez más y de nuevo por azar (el de que Ignacio Fernández, originario del lugar, se dirigiera para ello a la ARMH), vinimos a conocer que, contra la aparente solidez de lo testimoniado, su cadáver no llegó nunca a Santa Marta, sino que por motivos o razones que aún se nos escapan, tal vez por las particulares circunstancias de su asesinato, después de intentar fallidamente escapar de los falangistas que los habían apresado, o por el mero capricho de los asesinos, terminó arrojado en un lugar del pueblo de Villaferrueña, muy cercano a la raya con la provincia leonesa y no alejado del de Santa Marta en el que acabaron sus otros compañeros de martirio; localidades éstas que, con otras como Maire de Castroponce, Pozuelo del Páramo, Valcabado, Pobladura o San Adrián del Valle, conforman una zona en la que abundaron los “paseos” de personas de la comarca bañezana o de ajenos a ella y en la que se sitúan las numerosas fosas que los acogieron.

A las cuatro de la tarde del 23 de agosto de 1936 se inscribió la defunción de Aquilino, “uno que habían traído de Jiménez, por orden del mismo día del Juzgado de Instrucción, como la de un desconocido, muerto “por hecho de Campaña” (?), y enterrado en el cementerio del pueblo[6]. Sobre dicho camposanto, abandonado desde hace años, con no pocas ni pequeñas dificultades para situar su tumba, se continúa trabajando para localizar y recuperar sus restos.

También por aquellas fechas de la exhumación en Santa Marta se buscaban a otros desaparecidos: en León a familiares de los que lo fueron durante la dictadura argentina entre la numerosa comunidad de emigrantes leoneses que en el país austral sufrieron represión, pero lo hacía el Equipo Argentino de Antropología Forense desde el departamento de Derechos Humanos de la Embajada Argentina, con el respaldo económico del Congreso de los Estados Unidos, y mediante un convenio con el Ministerio de Salud y Derechos Humanos que les posibilita disponer de una red de 60 oficinas distribuidas por todo el país y trabajar siempre en sus exhumaciones en un contexto judicial. 12.000 fueron los desaparecidos en Argentina, según cifras oficiales.  

Aquí, con casi 150.000 personas en fosas clandestinas, resolver el drama humano y familiar de las desapariciones sigue en manos de las víctimas y no en las del Estado, y sigue por ello vivo el clamor aún no atendido de que se cree la Comisión Nacional de Búsqueda de los Desaparecidos del Franquismo[7], con un matiz bien resaltable: en España, a diferencia de Chile o Argentina, no se pretende, al menos por la mayoría de los afectados, la persecución penal de los culpables, ni la investigación de fortunas amasadas a la sombra de la represión, pero lo mínimo que se puede exigir es que se esclarezca lo ocurrido, pues sólo la verdad nos hará libres, por encima de quienes aún tratan de impedir que se conozca, los mismos que durante más de 40 años difundieron privilegiadamente “su verdad”.

Filipinas, Perú, El Salvador, Suráfrica, Etiopía, México, Colombia, Rumanía o Chipre son algunos otros países donde las exhumaciones de fosas comunes se han desarrollado gracias a la iniciativa y financiación de sus gobiernos. De ellos debe de aprender el nuestro, y especialmente de aquellos donde la autoridad política y la judicial van de la mano en la conciencia de que crímenes como éstos tienen que ser investigados por el Estado[8]. Mientras España, que carece de políticas públicas de memoria histórica, se resiste a entrar en esta lista, Cataluna aprueba el 17 de junio de 2009 su Ley de Fosas (el desarrollo que viene faltando a la Ley de Memoria para ponerla en práctica) que obligará a la Generalitat a gestionar y financiar su apertura, o su señalización y dignificación si la exhumación no es posible, por mandato de familiares de los desaparecidos[9].   

Y era en León donde un concienciado (y premiado) periodista y documentalista reflexionaba hace poco: “Me parece increíble que 35 años después de morir Franco todavía haya gente en las cunetas reclamando que las saquen de allí… Es una locura que haya familiares de muertos tirados en una zanja llamando a las puertas para que les dejen enterrarlos… Una sociedad que dude que a un familiar “mal enterrado” se le pueda enterrar dignamente es una sociedad que está enferma, muy enferma; que tiene un problema grave con el pasado… Si para sacar a los muertos de las cunetas hay que hacer una ley es que algo funciona mal…; pero después hemos visto cómo se “bombardea” la ley cambiando las competencias de Juzgados un día sí y otro no, de tal manera que no se soluciona nada. El Estado es quien debe solucionarlo, pues resulta que lo está haciendo en Argentina, en Chile (donde según datos oficiales 3.195 personas fueron asesinadas o "desaparecidas" por la fuerza durante la dictadura militar, mientras que unas 28.000 sufrieron torturas)[10], o en Bolivia, pero no es capaz de hacerlo en España; aquí no ha resuelto aún este trauma”[11].

Aquí, en nuestro Estado, que sí tuvo agentes para masacrar a decenas de miles de personas indefensas en cunetas y en todo tipo de parajes y para robar criaturas indefensas a sus madres encarceladas, que se les resistían hasta sus últimas fuerzas sin dejarlos ir de sus brazos, pero no los tiene para buscar y devolver a los desaparecidos a sus familias (y además del terrible muro de impunidad que ello supone es ilegal que no los tenga), el derecho se detiene antes de llegar a los lugares donde yacen amontonados, por decenas de miles, buena parte de una generación de españoles comprometidos con los valores democráticos y de progreso social, y no hemos atendido los derechos humanos de dos o tres centenares de miles de personas durante más de treinta años. Y tenemos fosas, muchas fosas, apareciendo por todas partes. Y en cada fosa clandestina nuestro Estado de Derecho está “apagado o fuera de cobertura”. Y junto al inmenso drama de los familiares de los desaparecidos, las fosas son también el candente recuerdo, cotidiano, de lo que seguimos sin ser como país, como sociedad salida de un genocidio aterrador al que todavía no somos capaces de mirar de frente y, ni siquiera, de llamarlo por su nombre[12].

“Volver a dar nombre y apellido a un cuerpo, recuperar su historia, es también en algún sentido recuperar su vida”, señalaba el responsable del equipo interdisciplinar estatal argentino, y para ello, para reponer la identidad a sus restos anónimos y para ser devueltos a los suyos con un nombre y una historia sin vacios fueron exhumados en Santa Marta de Tera los infelices valdorneses. En unas condiciones sin precedentes, ya se dijo, y anómalas, lamentablemente, por cuanto lo habitual viene siendo que nuestro Estado democrático no ponga por si mismo los medios necesarios para restituir su identidad a las víctimas de Franco, delegando su obligación, en el mejor de los casos, en sus familias (también víctimas): “Que la justicia tome cartas en el asunto significa investigar quiénes fueron los ejecutores y cómo y por qué fueron ejecutadas las víctimas. A tantos años de distancia no queda opción a que la justicia material se aplique a aquellos crímenes”.

Pero tampoco cabe calificar la iniciativa de justicia poética o meramente retórica: las diligencias abiertas implican un inicial propósito de esclarecer los hechos y depurar responsabilidades. Lo que a uno y otro extremo corresponda es algo que la juez hará constar en las diligencias que culminen con la exhumación de los restos y su entrega a los familiares. Se hace justicia al fin, aunque no sea más que la justicia posible en este tiempo, con lo que se repara a las víctimas y se da satisfacción a sus deudos. Que el Estado actual haya tardado tanto en acoger las demandas de algunas familias de las víctimas del franquismo debería hacernos reflexionar. No se trata de reabrir heridas, como a veces se dice, sino de cerrarlas: que la España democrática reconozca a aquellas víctimas de una injusticia”[13].

Se inició la exhumación (un proceso muy lento y delicado que casi nunca resulta fácil) con la inquietud, la incertidumbre y aún la angustia que a todas acompaña, dada la expectación de los familiares de las víctimas y el ferviente deseo de quienes en ellas participan de que se vean cumplidos sus anhelos. La presencia de la jueza la hace esta vez muy diferente de las otras: las familias de los asesinados y los voluntarios del equipo se sienten más arropados. La Guardia Civil custodia la fosa y la protege de periodistas y curiosos. Los arqueólogos remueven el terreno mientras algunos descendientes de los que fueron muertos hace 73 años, con el corazón en un puño, no levantan la vista de la tierra; siguen los trabajos con un nudo en el estomago, y el corazón les da un vuelco cada vez que se encuentra o parece encontrarse algún indicio de los huesos que buscamos[14].

 “Hace 20 años mi tía Nieves comenzó a hablarme, aún con mucho miedo, de lo que le habían hecho a su hermano Baltasar Carbajo, que tenía un hijo de tres años y una niña a punto de nacer. Ella tenía 18 años, y la niña tiene hoy 73”, dice Baltasar Berciano, profesor de Instituto, y añade que “para quien no tenga familiares desaparecidos a lo mejor es difícil entender por qué hacemos esto”; y continúa diciendo que “…cuando les hablo de esto a mis hijas o a mis alumnos, siento que les estoy educando". Aquel hijo de Baltasar, Tomás  Carbajo, está hoy ayudando y ayudándose a recuperar los restos de su padre, algo que “haría igual si los huesos fueran de otro; emocionado, pero sin pena; sintiendo que hace lo que se debe hacer; que no pasa nada, que las fosas se abren y la gente se lleva a los suyos… A mi padre lo quiero enterrar con mi madre, en su pueblo, en Destriana. Recuperar sus restos devuelve la tranquilidad a las familas, porque sin ellos ya nos hemos acostumbrado a vivir durante 73 años”.

José Fernández Valderrey es nieto de Baltasar Valderrey. Ha venido de Pamplona para seguir la exhumación y está muy emocionado. Tiene 62 años; se fue del pueblo antes de cumplir los 18, y “entonces no se hablaba de esto”. Sobre el pasado reinó siempre el silencio, y ha sabido ahora de detalles horribles que desconocía: del desamparo de su abuela y de su madre; de la humillación y del desprecio de los chivatos y los asesinos falangistas… Y “se conformaría con encontrar un solo hueso, un hueso de su abuelo para llevárselo al panteón familiar y que descanse junto a su mujer y su hija”.

Milagros Villalibre tenía cuatro años cuando asesinaron a su padre, y ahora, entre emoción y lágrimas, refiere el inmenso deseo de recuperarlo que sentía, “porque fueron muchos años de espera, acostumbrados ya a vivir con el dolor y con la ausencia, condicionados por lo sucedido para siempre”.

Hay alguien, Felícito Ballesteros, de 84 años, que hoy renueva la misma pena y compasión que ya sintió cuando siendo un niño de 11 años contempló como enterraron a los asesinados que ahora se buscan: “a los primeros, los de Destriana, el 22 de agosto por la mañana los traía, obligado, un campesino en un carro de vacas; los segundos, los de Benavente, muertos el 22 de octubre, por la tarde, venían en un carro de mulas en la mañana del día siguiente. Los falangistas obligaron a dos aldeanos a recogerlos y enterrarles como castigo y escarmiento, y de haberse negado les habrían matado a ellos también. Echaron los cuerpos uno encima del otro, todos juntos. Yo estaba en la parte civil del cementerio y lo vi todo. Era un niño, pero entendí perfectamente lo que estaba pasando y sentí una pena terrible por aquella injusticia. Fue algo horrible ver cómo arrojaban los cadáveres de aquella manera. Entonces, como niño, y hoy, como persona mayor, deseé que nada así volviera a pasar nunca”.

Los  cuatro benaventanos asesinados en un prado, de siete disparos para todos, fueron: Víctor Calvo Sáez, de 33 años, contable en una empresa de Benavente; Andrés Castaño Fernández, de 46 años, albañil que también había sido barrendero; Clemente López Fernández, de 33 años, jornalero, y Modesto Rodríguez Vecino, de 26 años, dependiente de comercio.

Raúl de la Fuente, de la ONG Psicólogos sin Fronteras, atiende y ayuda a los familiares de las víctimas, y lo hace en primer lugar ajustando sus expectativas: “creen que van a llegar, la tierra se abre, y sacamos a los suyos, y casi nunca es así. Les crea ansiedad el ver que se cava y se cava y tardan en aparecer los resultados y los indicios esperados. El proceso es difícil; los días antes de la apertura de la fosa reviven todo lo pasado… También los desgastan los rumores contradictorios, y estos surgen a veces en los pueblos que contienen las fosas como producto de algo que altera su transcurir diario; de algo que genera miedo en sus vecinos; algo que no les gusta y que trasluce a veces un cierto sentimiento de culpa, algo negativo de lo que protegerlo y protegerse; por eso en algunos lugares juegan a veces  al despiste… Tampoco hay siempre unanimidad enre los familiares de los desaparecidos que los buscan, los cuales sustituyen, cuando hay éxito, el miedo, la reserva, las dudas y la emoción de la búsqueda,  por otra poderosa sensación: la del alivio del hallazgo”.

Tras el horror revivido se alcanza una especie de paz interior, según constatan a pie de fosa los que han pasado casi una década levantando aquellas tumbas indignas, sin nombre, y en muchos casos humilladas hasta el sacrilegio: "Se vive una tremenda tensión previa, pero después, aparece la paz, el alivio y algo quizá más importante: no se dan reacciones rencorosas o de revancha; todos quieren sencilla y solamente enterrar con dignidad a sus muertos". Se trata de “procesos terapéuticos, que cierran heridas; no hay signos de odio, ni de rabia, ni deseos de venganza”. Y esto es así en todas partes, y “sobre todo en lugares con fuertes raíces religiosas, principalmente cristianas, donde la muerte cuenta con un fuerte ritual. Actuaciones de recuperación de la memoria y de justicia transaccional que son algo nuevo, que se está construyendo, y que tratan ni más ni menos que de devolverles la dignidad a todos los que sufrieron represión, de repararlos", y que prueban que es mejor convivir con la verdad antes que con el silencio.

Pero antes del alivio hay que negociar con el miedo. Antes del desahogo y de la liberación, los familiares de las víctimas han experimentado hasta sus últimas consecuencias la culpa, la injusticia, y la impunidad de los asesinos.

No es fácil reaccionar contra eso. Sus muertos no son muertos. Son una especie de fantasmas que en cualquier momento pueden reaparecer, como le ocurrió en el entorno de otra tumba clandestina a Esther Montoto: desde Estados Unidos se presentó en Aranda de Duero cuando supo de la exhumación de una fosa en la que podía estar su padre, porque a lo largo de tantos años, “cada vez que escuchaba el timbre de la puerta de mi casa me sobrecogía y pensaba: es él. Me ha encontrado" (…el anclaje de los deudos de los desaparecidos en la eterna e imposible espera de los suyos…).

Algo muy común. Medido y meditado por la represión. Toda una técnica de amedrantamiento. En los pueblos, la gente sabe a quién se mató, cómo y dónde están enterrados. Haciéndolo cómo lo hacían, acudiendo a las casas, sacándolos a la fuerza y disparándoles en lugares cercanos, donde se oían las ejecuciones, fomentaban el miedo. Así quedaban en un limbo. Eran cuasi desaparecidos. Fueron expulsados de la comunidad de los vivos, pero también de la de los muertos". Parte de la ayuda a las familias lo es para aceptar lo que pasó. Muchos han vivido en la ignorancia y quienes experimentaron el trauma, callan. Se ayuda escuchando cada historia. Muchas se cuentan por primera vez. Es difícil dar el paso del silencio a la palabra, y ésta “tampoco reabre las heridas, que, si por otra parte se reabren, es que están mal curadas: Lo que hay que hacer es cerrarlas de una vez, pero bien"[15].  

Y a pesar de todo ello (o tal vez por lo mismo), se da una suerte de adicción a seguir participando en las exhumaciones (ya lo hemos apuntado) entre muchos y muchas de quienes alguna vez han tenido ocasión de hacerlo; un “enganche” a continuar degustando las experiencias y las emociones que se viven en su derredor, a los sentimientos que cobran vida a pie de fosa.

El transcurso de una exhumación tiene algo de catártico, de curativo, y no solo para los familiares de las infortunadas víctimas cuyos huesos se rescatan, también para quienes en ella participan, e incluso para los meros expectadores del proceso. Es como si las fosas destilaran humanidad concentrada y los mejores y más depurados sentimientos; como si de ellas emanaran emociones nobles que contagian y envuelven a quienes se les acercan… Es como si del horror de lo que en ellas se esconde o se adivina se transmutara en el recogimiento que proponen la esencia de lo humano: la compasión y la piedad; la solidaridad y la empatía; la generosidad y el consuelo; los elevados y puros sentimientos que hacen bien y que nos nutren; los que producen la satisfacción de saber que hacemos lo debido, lo que dadas las circunstancias toca hacer. 

Y tal vez en la exhumación de Santa Marta de Tera se impregnara de aquellos sentimientos la Justicia, o ya los contuviera cuando la dispuso. El caso vino a ser que, en lo que conocemos, aquí se dio por vez primera el encuentro de familiares de desaparecidos del franquismo con la humanidad de la justicia, con el rostro humano, sensible, cercano y preocupado de este poder y este servicio del Estado, tan interesado desde hace tiempo en acentuar la atención y los cuidados a las víctimas de los delitos y que tan desatendidas ha tenido y tiene a quienes lo fueron y lo son de los inmensos y execrables perpetrados por aquella sangrienta dictadura.

En Santa Marta de Tera, por obra de la jueza Tania María Chico, se materializó la excepción al contumaz abandono a su suerte de los deudos de los asesinados. Esta exhumación no se ha parecido a las demás. La justicia estuvo aquí solícita y amable; comprensiva con las dificultades del proceso y colaboradora ante las mismas; atenta a las necesidades de las familias, receptiva a sus requerimientos, compasiva con ellas, e incluso emocionada y muy próxima ante tanto dolor acumulado como traían a las fosas. Los familiares se sintieron muy bien tratados a lo largo de los cuatro días que duró la exhumación.  

De su resultado y en base a los datos que hoy tenemos, habiéndose rescatado de los dos enterramientos los restos de siete individuos, cabe presuponer que haya sido exitoso, aunque la definitiva certeza vendrá de la mano de los posteriores trabajos de identificación a realizar en su momento en el laboratorio por otros expertos voluntarios de la ARMH. Lo que si cabe hoy afirmar es que esta exhumación, como en mayor o menor medida lo hacen todas, ha removido conciencias. Por lo demás, ojala que otros jueces tomen nota.     

Llegados a este punto, como en alguna fecha hemos de poner límite temporal a lo tratado, decidimos que ésta, la del final de la exhumación de los asesinados en nuestra tierra y enterrados en Santa Marta de Tera, es muy adecuada para ello.

Cumplidos con mejor o peor fortuna algunos de los parciales objetivos; alcanzado este tramo del camino y halladas tantas cosas en el doloroso pero a la vez grato viaje, agradable a pesar de todo y sobre todo por el derroche de humanidad que lo transita (es el propio necesario viaje y los compañeros de trochas y de metas quienes lo hacen dulce y habitable); después de algunas búsquedas resueltas y de brindar a otros modestas satisfacciones, domésticas certezas y algún que otro plácido consuelo; cerrando la narración aquí y por ahora, confiado en que sirva a su intención y fin, se me hace obligada la consciencia de que sigo sin saber apenas nada, sin haber avanzado un ápice siquiera en el conocimiento del destino de los míos, de los que me son más cercanos familiarmente y por raíces, de lo que les sucedió y de cuál fue el paradero de mi abuelo Domitilo González Lobato,  de mi tío Francisco Bolaños Alonso, y de los otros 14 asesinados y desaparecidos de mi  pueblo en el otoño de 1936…; de hecho, de mi abuelo ni siquiera consigo hacerme hoy con el rastro de la depuración a la que sin duda, como cartero que era, fue sometido, a pesar de la ayuda brindada para ello (y que desde estas líneas agradezco) de quien más ha investigado sobre la que se realizó con este colectivo[16].

Desde la frustración y la impotencia; desde el convencimiento de que resultará casi imposible que alguna vez logre saberlo; desde la imposibilidad de perder nunca la esperanza…; porque se lo debo, porque se lo debemos, a ellos y a tantas y tantos compañeros de martirio…; porque tal vez un día encuentre algo: un dato inesperado, una pista certera, un documento,…; porque nunca se sabe…; a ellos, a todos los desaparecidos del franquismo; a los que ni siquiera sabemos todavía ni sabremos nunca que lo fueron; a tantas y tantos como tuvieron los sufrimientos y las muertes que no les correspondían y debieran de tener las tumbas que se merecen[17]; a todas las víctimas; a quienes tienen o tendrían algo que decir,

A quien corresponda[18]:

(Sigue, poniendo fin, el poema de igual título, cuya autora es Angelina Gatell)


[1] TAPIA, Carmen. “Garzón recibe 1.400 nombres de leoneses desaparecidos durante el franquismo”. Diario de León. 23-09-2008.

[2] CASQUERO, M. A. “La exhumación de restos de represaliados en el cementerio de Maire no se llevará a cabo”. La Opinión de Zamora. 12-06-2009.

[3] A. G., J. “La juez ordena exhumar los restos de los represaliados enterrados en Santa Marta”. La Opinión de Zamora. 28-05-2009 / 30-05-2009.- “Una Comisión Judicial supervisará los trabajos”. 02-06-2009.

[4] A su sobrino, Baltasar Berciano, debemos en gran medida todo lo que sobre Destriana hemos ido sabiendo. Y a Ángel Pérez García, hijo de Melchor Pérez Vidales, otra de las víctimas de este pueblo tan duramente castigado.

[5] Entrevista a Alicia Posada Ríos. Jiménez de Jamuz y La Bañeza. Julio de 2003.

[6] Estos datos y algunos otros aparecen en el asiento de la defunción en el correspondiente Libro del Registro Civil. Agradezco a Baltasar Berciano habérmelo facilitado.

[7] “El equipo forense argentino busca en León XE "León"  a familiares de desaparecidos”. Diario de León. 05-06-2009.- RODRÍGUEZ ARIAS, M. Ángel. “¿Se acaba el derecho internacional en los Pirineos?”. ElPlural.com 03-06-2009.

[8] AFP. “España puede "aprender" de Chile en la investigación de crímenes contra los DDHH”. EcoDiario. 15-07-2009.

[9] MARTÍN VIDAL, Albert. “Catalunya pagará por ley la apertura de sus fosas”. Público-Barcelona. 14-06-2009.

[10] En su capital se inaugura el 11-01-2010 el estatal Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos, “un lugar de respeto a las víctimas de sus abusos que dignifica a la humanidad entera, en un país que puede dar ejemplo a los del otro lado del océano”. (Francisco Etxeberría. Foro de la ARMH. 12-01-2010).- “Chile homenajea a las víctimas de Pinochet con un Museo de la Memoria”. Público. 12-01-2010.

[11] ÁLVAREZ, Daniel. “Tenemos un gran problema sin resolver. El ganador del Cossío lamenta que los muertos sigan en las cunetas después de 70 años”. La Crónica de León. 10-05-2009.- Daniel Álvarez ha codirigido con Iñaki Pinedo los documentales Girón, el hombre que murió dos veces (2003), y La escuela fusilada (2006).

[12] RODRÍGUEZ ARIAS, M. Ángel. “Desaparecidos del franquismo, trato inhumano a las familias e impunidad”. Papeles de relaciones ecosociales y cambio global. Nº 108. (2009), págs. 133-143.- “Flores para el Rey. Los desaparecidos del franquismo y el olvidado "derecho humano a la vida familiar". ElPlural.com 01-11-2009.

[13] EDITORIAL. “Derecho de reparación. La primera apertura judicial de una fosa de la Guerra Civil constituye un hecho histórico”. El País. 12-06-2009.

[14] Seguimos en este y en los tres siguientes párrafos la narración hecha por Santiago Macías  de la exhumación durante los días que duró la misma, “Diario de la primera exhumación con tutela judicial”, desde El País. 08/12-09-2009.

[15] MANTILLA RUÍZ, Jesús. “Abrir las fosas cura. El “caso Lorca” recuerda el miedo de algunas familias a recuperar a sus muertos, pero, superados los fantasmas, llega el alivio”. El País. 03-10-2009. Citando, entre otros, a Francisco Ferrandiz, Guillermo Fouce, Priscilla Hayner (autora de Verdades innombrables. Fondo de Cultura Económica. 2009), Emilio Silva, y Francisco Etxeberría.

[16] El historiador Juan Carlos Bordes Muñoz. Es él quien me indica no haberse conservado la documentación relativa a los carteros rurales represaliados, al contrario de lo que ocurrió con la de sus compañeros urbanos… Aún así, no perdemos del todo la esperanza, y seguimos indagando.

[17] GARCÍA MONTERO, Luís. “Memoria revisada de García Lorca. Volvamos a lo incontestable”. El País. 19-12-2009.

[18] El poema A quien corresponda, de Angelina Gatell, fue leído por la autora el 27 de septiembre de 2008 en Madrid, en la Biblioteca Nacional.



Tomado del Documento Anexo nº 9, el listado de víctimas de Destriana:

Feliciano Marcos Brasa. 19 años, Natural y vecino de Destriana. Presidente de las Juventudes Socialistas. “Paseado” en Pinilla de la Valdería el 31 de julio de 1936. Exhumados sus restos por la ARMH el 30-08-2008.

Higinio Marcos Pérez. Casado. Padre de Feliciano. Socialista. Presidente de la Sociedad de Trabajadores de la Tierra, adscrita a la UGT. “Paseado” el 30 de octubre de 1936 en Brazuelo. Exhumado por la ARMH el 23-02-2008.

Salvador Pérez Turrado. Emigrante en Argentina de los 17 a los 25 años. Casado. Concejal en 1931, y Teniente de Alcalde en 1936. Socialista. Apresado en Astorga (con Higinio y Tomás) el 23 de octubre de 1936, a cambio de la liberación de su esposa, y “paseado” el 30 del mismo mes en Brazuelo. Enterrado (también con Higinio y Tomás) en la zona civil del cementerio de Quintanilla de Combarros. Exhumado por la ARMH el 23-02-2008.

Tomás  Martínez (incluso sus allegados más directos desconocen su segundo apellido; lo apodaban “Barriguinas”), casado. Originario de Andalucía, había sido emigrante en Argentina. “Paseado” el 30 de octubre en Brazuelo. Exhumado por la ARMH el 23-02-2008.

Melchor Pérez Vidales, natural de Destriana, 32 años, casado, socialista. Preso en la cárcel de Destriana el 10 de septiembre del 36, y ”paseado” al día siguiente en San Justo de la Vega, en una cuneta de la carretera N-120.   

Baltasar Carbajo Vidales, 28 años, casado, socialista, afiliado a la Sociedad de Trabajadores de la Tierra, afecta a la UGT. “Paseado” en Jiménez de Jamuz el 22 de agosto de 1936 y enterrado el día 23 en Santa Marta de Tera, de donde fue exhumado por la ARMH entre el 8 y el 12 de junio de 2009.

José Villalibre Toral, 29 años, albañil, casado. “Paseado” en Jiménez de Jamuz el 22 de agosto de 1936 y enterrado el día 23 en Santa Marta de Tera, de donde fue exhumado por la ARMH entre el 8 y el 12 de junio de 2009.

Baltasar Valderrey Turrado,  42 años, casado, labrador. “Paseado” en Jiménez de Jamuz el 22 de agosto de 1936 y enterrado el día 23 en Santa Marta de Tera, de donde fue exhumado por la ARMH entre el 8 y el 12 de junio de 2009.

Aquilino Ortega Villahoz, natural de Civico Navero (Palencia) y vecino de Destriana, 49 años, casado. “Paseado” en Jiménez de Jamuz el 22 de agosto de 1936 y enterrado al día siguiente, 23, en una fosa en el cementerio de Villaferrueña (Zamora). Se han realizado laboriosas pesquisas para tratar de situar el lugar de su tamba.

Bautista Travesí Valderrey, de Destriana, de 22 años, fusilado en León el 21-12-1936.

Julio Travesí Pérez, de Destriana. Estuvo una temporada escondido, emparedado en casa. En septiembre de 1936 habría sido asesinado en la zona de Camponaraya, en El Bierzo.

Cipriano Valderrey Marcos, casado, desaparecido en lugar desconocido desde la Prisión de Astorga, donde estuvo detenido después de andar un tiempo huído por Luyego y otros lugares.

Paulino Vidales Valderrey, casado, desaparecido en lugar desconocido después de ser apresado a mitad de agosto de 1936 y de alistarse más tarde en el cuartel de Astorga.

Ricardo Josa Luengo, natural de Astorga, casado, dos hijos, albañil. Fue detenido en la cárcel de Destriana, de la que lo liberaron para acabar alistándose y morir en el frente de Asturias, en Cangas de Narcea.

Victorino Vidales de Arriba, natural y vecino de Destriana, de 30 años, soltero, jornalero, afiliado a la UGT. Preso.

Celedonio Alonso Fernández, natural de Grisuela del Páramo y vecino de Destriana. Viudo con siete hijos, de 47 años, herrero. Preso en las Prisiones Preventiva de Astorga y Central de Burgos después de haber sido condenado a muerte y conmutado a reclusión perpetua por adhesión a la rebelión. También fue apresado su hijo Toribio Alonso.

José Berciano Berciano, natural de Destriana y vecino de Sopuerta (Vizcaya), de 58 años, casado, cestero. Procesado en Bilbao en 1938.

Julio Valderrey  Marcos, y su esposa, Carmen Vidales Villalibre, padres de tres hijos; nacidos ambos en 1902, agricultores. Presos los dos en el Depósito de Destriana, y después Julio durante 18 meses en la Prisión de Astorga.

Benedicto Díez Berciano ("Benedicto"), nacido en Destriana en 1903, formaba parte hacia 1940 del grupo guerrillero de Orzonaga, que operaba por el nordeste leonés.


Subir

Volver a Principal